Una bonita y soleada mañana de primavera en Colindres, los buenos amigos Bob Esponja y Casper el fantasma, estában en clase y no sabían qué hacer, ya que era la última hora de clase de un viernes y estaban muy, muy, muy desganados.
Estuvieron dibujando a ellos mismos en la pizarra digital de su profesora, pero se cansaron.
Poco a poco, el tiempo pasaba y no se les ocurría nada que hacer. Preguntaron a sus compañeros y tampoco se les ocurría nada.
Ya estaban aburridos de tanto pensar y cada vez quedaba menos tiempo para que sonase la campana que les señalaba que habían terminado las clases, pero todavía quedaban cuarenta minutos.
Pensaron, pensaron y pensaron… hasta que a Casper, se le ocurrió escribir un libro con Bob Esponja.
Les parecía que era un poco aburrido escribir un cuento en clase, así que decidieron ir a un campo que estaba cerca del colegio, a escribirle, ya que el precioso paisaje les inspiraba.
Cuando acabaron de escribir el pequeño cuento, la campana del colegio todavía no había sonado, así que se quedaron en el campo a disfrutar de las maravillosas flores de colores y el olor de la naturaleza.
Como el campo estaba cerca del colegio,cuando sonó la campana, decidieron ir a el colegio de nuevo para contarles el cuento a sus compañeros.
A los niños y niñas de su clase, les encantó el cuento que habían escrito Bob y Casper.
Como el cuento tuvo tanto éxito, decidieron que el Lunes, irían al campo a escribir otro cuento para enseñarselo a sus amigos de Colindres.
Bob esponja y Casper, pasaron un buen día.
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